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Por Siempre Favaloro

Visita La Plata | 2:02 |

Dicen que la realidad supera a la ficción, y tal vez sea cierto. El Dr René Gerónimo Favaloro fue uno de los mejores médicos, científicos y referentes sociales contemporáneo. Gracias a sus trabajos y desarrollos cardiovasculares se pudieron salvar millones de vidas en todo el mundo. Pero al mejor estilo de las Tragedia Griega, nos tuvo que dejar con un disparo en el corazón.

ADN 100% Platense

Fue un 12 de julio de 1923 cuándo nació René GerónimoFavaloro en la ciudad de La Plata. Vivió en el Barrio El Mondongo (calle 5 entre 69 y 70), en el seno de una familia obrera de bajos recursos. Su padre era ebanista y su madre modista. Además su abuela era una conocedora de la naturaleza, y su tío era médico en el Policlínico San Martín (público). Se dice que a los 4 años ya demostraba una particular afición hacía la medicina, acompañando a su tío en las visitas domiciliarias.
Realizó la primaria en la escuela N°45 "Manuel Rocha", con quienes luego plantó un emblemático algarrobo (1996). En 1936 Favaloro logró ingresar al prestigioso Colegio Nacional de La Plata (UNLP), reservado para los jóvenes que destacaban por sus capacidades. Aquí profundizó sus valores por el humanistas de libertad, justicia, ética, respeto, búsqueda de la verdad, compromiso social, caridad y participación social. Postulados que lo acompañaron el resto de su vida.

En paralelo, fiel al barrio El Mondongo, su pasión deportiva lo llevó a ingresar en el Club Gimnasia y Esgrima de La Plata. Aquí practicó fútbol y básquet, pero en los años 40 debió abandonar las prácticas para poder dedicarse al estudio y el trabajo. Su DT, Anibal Tassara lo felicitó y dijo “Hace muy bien, si yo hubiera hecho lo mismo, hoy sería abogado” (Diario Olé). Si bien se alejó un poco del Club, jamás dejó de ser un reconocido y muy presente hincha de El Lobo. Algo que la barra tripera siempre recuerda en incontables murales, banderas, graffitis y otras intervenciones urbanas.

Finalmente en 1942 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata, dónde destacó desde el primer día por el compromiso académico y la militancia estudiantil. Tal como se narra en sus biografías, era común verlo hacer horas extras en las prácticas profesionales (hospitales Policlínico San Martín y Rawson). Además no solo se limitaba a realizar diagnósticos, sino que también disfrutaba de visitar y conocer a sus pacientes.

El Medico del Corazón

Finalmente René Favaloro se recibió en 1949. En su tesis agregó la dedicatoria: “A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca”. Pero cuándo todo parecía que cubriría la vacante en el Policlínico San Martín, dónde se recibían los casos más complejos de toda Provincia, no pudo hacerlo. Luego de cumplir todos los requisitos académicos, la política se interpuso cuándo se negó a firmar y jurar un compromiso con la doctrina del Partido Peronista. Una situación que se oponía a sus valores e historia como estudiante. Si bien él creía en la justicia social y la educación pública, no compartía el verticalismo y el hiperpersonalismo del gobierno nacional. En aquellos años se había violado la autonomía universitaria, se despidieron los docentes que no se afiliaban al partido, se exigían certificados policiales de buena conducta, y los líderes estudiantiles eran regularmente detenidos. Uno de ellos fue el mismo René Favaloro.

Si bien tuvo que dejar pasar su primera gran oportunidad, el destino le deparaba fronteras y legados mayores. En 1950 viajó hasta la localidad Jacinto Aráuz (La Pampa – 3500 habitantes) para dedicarse a la medicina rural. Su plan era quedarse 2 o 3 meses en reemplazo del Dr Dardo Rachou Vega; pero su adaptación, compromiso y éxito lo llevaron a quedarse 12 años. En este tiempo organizó un Centro Asistencial de Salud y Educación y un Banco de Sangre Viviente. Con trabajo, honestidad y convicción, junto a su hermano Juan José, lograron reducir significativamente la desnutrición, la mortalidad infantil y las infecciones por parto.

Sin duda alguna, en 1962 Favaloro había marcado la diferencia; pero él no se sentía conforme, creía que debía hacer más. Continuamente viajaba a La Plata para mantenerse actualizado en los últimos avances de la medicina. Y fue de este modo que el profesor José María Mainetti lo ayudó a ingresar en Cleveland Clinic (EEUU). Sin saber mucho de ingles ni poseer recursos económicos; se dedicó de lleno al estudio y al trabajo como residente. Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de cirugía, Favaloro pasaba horas y horas revisando cinecoronarioangiografías. De este modo terminó por idear y encabezar un equipo de trabajo que revolucionaría la medicina mundial: la invención del sistema bypass (cirugía de revascularización miocárdica). Este fue un hito que cambió la medicina mundial. Desde inicios de los años 60 se intentaba avanzar en este sendero, pero los resultados estaban lejos de ser óptimos. Pero el éxito de este procedimiento hizo que se transformara en el sistema más común y usado en el mundo. Anualmente cientos de miles de procedimientos quirúrgicos se realizan en todo el mundo aplicando la base desarrollada por él.

Inmediatamente el Dr René Favaloro se transformó en una inminencia mundial. Le llovieron propuestas de empleo en los más prestigiosos hospitales, clínicas, laboratorios, institutos y universidades del mundo. Pero su mente estaba en su tierra natal, dónde conocía bien las virtudes humanitarias y las carencias sociales. Por eso volvió a la Argentina en 1971. Tristemente no eran los mejores años del país (Dictadura del General Lanusse). Pero igualmente, apoyado en su fama y amistades, se comprometió a formar una nueva camada de médicos cirujanos. De este modo nació la Fundación Favaloro (1975), mientras colaboraba con la Clínica Güemes.

Una vida por la Honestidad y los DDHH

En 1983 fue uno de los miembros de la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) durante la Dictadura Militar (1976-1983). Pero al poco tiempo renunció a su cargo porque no se investigaban las denuncias vinculadas al accionar terrorista de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina; vinculada al peronismo de derecha y algunos actores empresariales).
De este modo ya no solo era un “médico-científico muy famoso”; también fue un referente social y político. En sus entrevistas denunciaba los males del mundo: el hambre, desnutrición, desigualdad, consumismo, materialismo, guerra, contaminación, violación de los DDHH, golpes de estado, avance contra la educación y salud pública; y cualquier otra cosa que afecte a la dignidad de los humanos. De este modo Favaloro fue miembro activo de 26 sociedades, correspondiente de 4, y honorario de 43.

También en estos años se dedicó a la escritura, dejando 6 libros de medicina, historia argentina, educación y autobiografías; a los que se suman otros 50 trabajos especializados.

Tristemente los años 90 marcaron el inicio del final. Durante 20 años trabajó dentro del Hospital Güemes (privado), dónde habría sido testigo de la corrupción de los directivos y las obras sociales (sindicales y privadas). Por eso mismo en 1992 inauguró el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, con la esperanza de poder trabajar con absoluta ética, libres del parásito de la corrupción (retorno y ana-ana). Pero tal como lo narró en su carta de despedida, este acto de rebelión tu su costo: “(…) Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto (…) el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos (dólares); la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían”. También aquí describió los negociados y hasta la formación de una generación de “comisiones” entre médicos y cirujanos dentro de las derivaciones particulares. Es decir la mercantilización de la medicina, lo que implica la chancee de exagerar diagnósticos para sugerir intervenciones innecesarias, y repartir la ganancia.

La lucha y el compromiso ético fueron ahogando a la Fundación, el Instituto y la Universidad Favaloro. Incluso se alimentó la mentira de “Favaloro no opera más” o que no tenía camas/turnos disponibles; para que nadie preguntara sobre la situación real. En paralelo los compromisos crecían: “se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses”. Durante los últimos días de junio del 2000, intentó comunicarse con políticos, empresarios, sindicalistas y hasta con entidades internacionales; pero nadie respondió en su ayuda. Su organización acumulaba compromisos por 18 millones de pesos/dólares.
En su despedida afirmó, con enojo y tristeza, “La mayoría del tiempo me siento solo”. Continuamente lo llamaba para participar de Congresos y le daban premios; hasta lloraban con solo verlo. Pero cuándo necesitó ayuda para salvar vidas, no quedaba casi nadie. Fue entonces cuándo también recordó que en su renuncia a la Clínica Cleveland supo que iba a tener que luchar como el Don Quijote, pero no esperaba que sea tan desigual.

En la Fundación había comenzado a trabajar un “Comité de Crisis con asesoramiento externo”. El viernes 28 se definieron las primeras cesantías al personal; algo que René, el médico del corazón, no lo soportó. “El lunes no podría dar la cara”, fue una de sus últimas palabras.

El sábado 29 de julio del 2000 un fuerte sonido retumbó en un baño; y la onda expansiva de la frustración y dolor recorrió todo el mundo. El emblemático doctor, la leyenda de la cirugía, el profesor de la vida, el cálido médico rural; el Dr René Favaloro había muerto de un disparo en el corazón.

El amado médico cirujano decidió dejar nuestro mundo, pero su legado trascendió hasta transformarse en algo mucho más grande y poderoso que sus adversarios. Una popular canción sentencia "en este film, los buenos mueren"; pero Favaloro se materializó como una leyenda y en un símbolo popular en contra de la corrupción, la desigualdad y la injusticia social. Por eso lo vemos incontables plazas, murales, calles e instituciones que llevan su nombre. Algo que jamás pasará con quienes lo dejaron morir.

Entre las decenas de distinciones institucionales de todos los niveles y géneros; el 6 de julio de 2016 fue declarado "Ciudadano Ilustre" por el Honorable Consejo Deliberante de La Plata. Ordenanza 86.

Más info de su obra en: 


https://www.visitalaplata.com.ar/2019/12/ayudanos-crecer.html

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