Siendo una de las Universidades más importantes, modernas e influyentes de Latinoamérica, es difícil creer que una vez casi desapareció; pero así ocurrió. Se la ahogo con el presupuesto, se cuestionó su imagen y hasta se judicializó la propiedad de una simple caja portapapeles.

La Idea de una Ciudad Universitaria.

Cuándo en 1882 se fundó la ciudad de La Plata se la pensó como un símbolo de la modernidad. En consecuencia se la dotó de muchas instituciones académicas y científicas como el Museo de Ciencias Naturales, el Observatorio y la Escuela de Parteras. Todas estas instituciones eran la antesala y el deseo crea una Universidad.
En oposición, el Presidente Julio Roca se oponía al proyecto de construir una ciudad desde cero (1). El motivo principal era su rivalidad con el gobernador Dardo Rocha, quien buscaba presentarse en las elecciones presidenciales de 1886. De este modo el gobierno nacional no brindó el respaldo para fundar una Universidad. Incluso se negó a fundar un Colegio Nacional y puso en acción una campaña de propaganda difamatoria.

La excusa oficial para no fundar una Casa de Altos estudios era que ya existía la UBA. Fue entonces cuando el Diputado Pedro Bourel dijo en la sesión del 7 de agosto de 1889:

“Sostener, pues, que porque existe una universidad en la Capital federal, no debe crearse otra aquí, es sostener que aquellos jóvenes, desprovistos de fortuna, deben quedar privados de los beneficios de la instrucción, privando a la vez al país de los beneficios que reporta la difusión de las letras”.
Con estas sabias palabras comenzó la Universidad de La Plata (3).

Remar en Dulce de Leche.

Ante la ausencia de un Gobierno Nacional, la gestión provincial tomó sus propias riendas para el fomento de la educación pública. De este modo, en diciembre de 1889 el Senador Rafael Hernández encabezó la pelea para crear la “Universidad Provincial de La Plata”. Pero lamentablemente las elecciones provinciales de 1887 le habían dado el triunfo al Dr Máximo Paz, primo del General Julio Roca, por lo cual promulgó la Ley pero jamás decretó la implementación. Incluso en 1891 el senador Antonio Bermejo (roquista) propuso cerrar la Facultad de Agronomía y Veterinaria, aun cuándo esta era la única institución de Educación Superior de la Provincia (3) y la primera en su tipo del país (1883).

Pese a todas las dificultades económicas, políticas y habitacionales, el rochismo revivió el Proyecto de Universidad Provincial en 1897. Este triunfo se logró gracias a la alianza de los rochistas, liberales modernistas y radicales. De este modo el Gobernador Guillermo Udaondo (mitrista) tuvo que decretar la creación de la Universidad.
Superado el primer obstáculo político, comenzaron los desafíos económicos y las amenazas. En diciembre de 1897 el Diario La Prensa, propiedad de José Clemente Paz (otro primo de Julio Roca) se publicó: “la provincia no se encuentra en condiciones para sostener institutos de este género, cuya utilidad y necesidad no es imperiosa” (5).

Aun así, para reducir los costos y dar la lucha, varios de los primeros docentes fueron los mismísimos políticos que impulsaban a la Universidad y que aceptaban trabajar gratis (ad honorem). Entre ellos estaban el Dr Dardo Rocha, el ingeniero Pedro Benoit, el botánico Florentino Ameghino, el Dr Jacob Larrain, el ing Luís Monteverde y muchos otros célebres nombres.

Por una Caja porta Papeles.

La idea de una Universidad Platense fue muy bien recibida en la ciudad, pero los problemas económicos y políticos no desaparecieron. Más temprano qué tarde, la situación llegó a niveles ridículos cuando en junio 1897 el Rector Dardo Rocha debió concurrir a la Suprema Corte de Justicia para reclamar la devolución de "una caja de fierro existente en el Juzgado del Crimen a cargo del Dr. Lascano, que el Directorio del Banco Hipotecario tiene cedida a esta Universidad” (3). La respuesta al pedido fue que la caja donada estaba siendo usada para guardar documentos vinculados a una causa de corrupción del Banco.

El paso del tiempo no mejoró la situación financiera. De hecho el 3 de junio de 1898 se crea el “Centro Universitario” (3) como el primer espacio político estudiantil de lucha, encabezado por Dalmiro Alsina. Pero esto tampoco fue suficiente. Mientras que 1898 el presupuesto fue de 88 mil pesos, en el Presupuesto de 1899 so se asignaron 40 mil pesos, menos de la mitad. La reacción estudiantil fue iniciar un proceso judicial, en base a los artículos 212 y 214 de la Constitución Provincial, porque la Universidad “una vez fundada no puede racionalmente ser ni suprimida ni privada de los medios necesarios para la subsistencia”. Pero nuevamente la Corte ignoró el pedido por la falta de un letrado patrocinante y de una personería.

Ante el riesgo de una nueva revolución social, el presupuesto del año 1900 se elevó a 60 mil pesos. Pero a la falta de un presupuesto, se sumó la decisión federal de no validar los títulos emitidos. Es decir que los egresados solo podían ejercer su profesión dentro del territorio bonaerense.


El Cierre y la Resistencia.

Una y otra vez los ataques contra la Universidad Provincial fueron constantes y en aumento. Hasta que finalmente en 1903 se sancionó una ley de presupuesto provincial (6), pero había algo que estaba muy mal. En el Ítems 94 aparecía el título “Becas” y en el detalle se aclaraba que eran para los alumnos “que egresen del Colegio Nacional y de la extinta Universidad de esta cuidad”. Peor aun, solo se brindarían 80 becas por un monto de 30 pesos, cuándo a efectos prácticos cada año ingresaban entre 90 y 100 estudiantes.

Ante este nuevo atropello la reacción popular fue automática. Los estudiantes volvieron a las calles y boicotearon la revalidación de materias con la UBA. Por su parte, el Consejo Superior de la Universidad nombró un Consejo de Académicos para iniciar una demanda a nivel Constitucional. En este grupo estaban los letrados Dardo Rocha, Alsina, Rivarola y Sanz. El texto se basaba en los derechos adquiridos de los estudiantes, el valor social de la educación, la lucha contra el elitismo y la obligación gubernamental como garante del acceso a la educación. Esta memorable intervención decía:

“Por manera que cuando la Constitución dice sostener la Universidad, la ley la extingue; cuando manda que la enseñanza sea accesible a todos, la reduce al favoritismo de unos pocos; cuando manda sancionarle un presupuesto, lo suprime totalmente; y por último traslada la dirección de la enseñanza superior de la universidad a la que la confió la Constitución al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo; al primero que vota el número de becas y al segundo que las distribuirá y fijará el número y las profesiones a que deben dedicarse los que reciben las becas y pasajes”.
(Causa Letra B 6021 - Año 1903 - Iniciada por el Dr Dardo Rocha)

Ante la escalada y el rechazo popular, el gobernador Marcelino Ugarte (mitrista aliado al roquismo) se vio obligado a reformular la Ley del Presupuesto de 1903 (7) asignando nuevamente los 60 mil pesos anuales. Como dato de color, el gobernador cobraba 2300 pesos mensuales, es decir que en un año él recibía el 45% de todo el presupuesto universitario.

Por suerte la historia terminó muy bien. Donde muchos veían “una carga fiscal”, el Dr Joaquín V. Gonzalez vió una oportunidad de nacionalizar una Universidad e imitar el modelo experimental de Oxford. En sus propias palabras, la Universidad de La Plata era la posibilidad de crear una institución “moderno y experimental (…) que respondería a una necesidad evidente de todas las clases sociales de la nación y en particular, de las que miran a la prosperidad general, bajo su faz científica y económica”, en oposición al esquema literario colonial.

Los años pasaron y le dieron la razón a los Doctores Rocha, Hernández, Alsina, Rivarola, Sanz y González. Hoy la Universidad Nacional de La Plata además de ser la segunda más importante del país, también figura entre el 5% de las mejores del Mundo.


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(1) Informe “Aspectos de la Gestión Cumplida por Dardo Rocha en el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires 1881-1884” del Instituto de Historia Argentina: Ricardo Levene. Año 1982.
(2) Libro “Historia de las Universidades Argentinas” del Doctor en Historia Pablo Buchbinder.
(3) Artículo “La Universidad de La Plata: de Rocha a González. Documentos referidos a la Universidad Provincial de La Plata en el Archivo de la Suprema Corte de Justicia” del Abogado, Escribano y Profesor en Ciencias Jurídicas Roberto Daniel Núñez. Revista “Hilos Documentales” de la UNLP. Año 2019. 
(4) Libro “La Universidad Nacional de La Plata en su Centenario 1897 – 1997” del Dr Fernando Enrique Barba y los Profesores Jorge Abel Iturmendi, Marcelo David Coll Cárdenas y María del Carmen Mamblona. Año 1998.
(5) Paper “Nota sobre los orígenes de la Universidad de La Plata” – Doctor en Historia Fernando Enrique Barba – Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Año 1972.
(6) Presupuesto de la Provincia de Buenos Aires para el año 1903 – Ley N°2818.
(7) Presupuesto de la Provincia de Buenos Aires para el año 1903 – Ley N°2821.

Cada 29 de Agosto se celebra el Día Nacional del Árbol como fecha para la concientización y promoción de los espacios verdes. La idea surgió en el año 1900, aunque en la ciudad de La Plata creció como una reafirmación del ideal fundacional higienista-conservacionista.

El Origen de la Celebración Nacional

El vínculo de la humanidad con el medioambiente siempre tuvo tensiones y réplicas en la evolución de las ideas. Desde 1901 la Argentina se convirtió en uno de los primeros países latinoamericanos en celebrar el Día del Árbol. La fecha fue establecida por el Dr. Estanislao Zeballos, quien estaba a cargo del Consejo Nacional de Educación. Pero el origen de esta celebración tiene muchas ramificaciones.

La versión más popular es que el Dr Zeballos se inspiró en el día homónimo celebrado en los Estados Unidos desde 1872. A su vez este habría surgido gracias a los inmigrantes suecos, quienes tenían una fecha desde 1840.

Tampoco se debe perder de vista la influencia del ex Presidente Domingo Sarmiento (1868-1874), uno de los primeros conservacionistas del país que imitaba todo lo que ocurría en el hemisferio norte. De este modo él mismo promovió la plantación de árboles con la colaboración de la familia Pereyra Iraola. El actual Paseo El Bosque y la Reserva Biosfera son parte de este proceso.

Al mismísimo Sarmiento se le debe la frase: “La educación es la palanca de la transformación y el respeto por la naturaleza es parte de esa transformación”.

Una Ciudad con Identidad Verde

La celebración del Día del Árbol fue muy bien recibida en La Plata por las propias ideas fundacionales que tenía de la Ciudad Capital (1882). La mejor prueba es que el mismísimo 10 de septiembre de 1900 se aprobó la Ordenanza 275 para instituir “La Fiesta Pública Anual de los Árboles”. Es decir que mientras el Dr Zeballos emitía la resolución para un evento que ocurriría dentro de un año, aquí en La Plata ya se lo estaba transformando en una Ordenanza como Política de Estado Anual.

Para comprender la inmediatez y el entusiasmo local por celebrar el Día del Árbol hay que recordar aquellos meses de 1882. A fin de cuenta el “trazado perfecto” del Casco Urbano fue la materialización del ideal racionalista e higienista que hoy llamaríamos “ambientalista”, “autosustentable” o “ciudades verdes”. Con esta finalidad se trazaron las calles y las plazas con una fuerte presencia de árboles que garantizaran la salubridad del aire. Entre los impulsores de este enfoque vanguardista se pueden mencionar a Eduardo Wilde, Pedro Benoit y Juan Martín Burgos.

En 1882 se colocaron las primeras palmeras misioneras tipo “Pindo” en las avenidas 51 y 53 y se aprobó la conservación del Paseo El Bosque. Luego vinieron varias campañas de forestación masivas impulsadas por Marcelino Aravena (1887), Marcos Levalle (1901) y Carlos Monsalve (1906). A las diferentes gestiones municipales fueron llegando tilos, jacarandá, cipreses, ginkgo, lapachos, araucarias y muchas otras especies más.

Otro aspecto que pudo haber ayudado a la consolidación de la identidad higienista fue presencia de inmigrantes que traían sus propias ideas populares. En las principales corrientes migratorias que llegaron a La Plata existía una tradición preexistente a favor de los árboles. En la localidad de Villanueva de la Sierras (Extremadura - España) el “Día del Árbol” existe desde 1805. Para la comunidad vasca es importante plantar "Robles de Gernika" como símbolo de la Bizkia. En Francia y en Bélgica se plantaban “Árboles de La Libertad” (plátanus) en las plazas públicas como tributo a las Revoluciones Republicanas. Mientras que la tradición greco-italiana siempre buscó relacionar y conservar a las especies forestales como parte de los credos y divinidades.

Un ideal que llegó para quedarse.

A principios del siglo XX la “Fiesta Anual del Árbol” era un evento sumamente importante y esperado. En diferentes diarios de época se puede apreciar como desde varios días previos se anunciaban las actividades escolares y públicas. Normalmente se organizaban clases especiales y jornadas de plantación en los espacios público. 

Un caso particular ocurrió en abril de 1924 cuándo el Concejal Manuel Chinchurreta promovió la creación de la “Comisión Pro Fomento del Árbol”. En primera instancia sería un organismo municipal para inventariar, gestionar, renovar y fomentar el patrimonio forestal platense en coordinación con otros entes gubernamentales. Mientras que en segunda instancia se encargó de planificar una “Feria de Floricultura y Arboricultura” para el 19 de noviembre de dicho año.

Con el paso de los años la organización de una Fiesta se fue perdiendo para convertirse en una actividad casi cotidiana. La idea de “plantar un árbol” como parte de una celebración/homenaje se volvió una costumbre. En la Plaza Islas Malvinas se plantó toda una hilera de árboles por los caídos en la guerra. Varias décadas antes también el botánico Carlos Spegazzini planto un Ficus en el Bosque como tributo a los caídos de la Primera Guerra Mundial. En la Plaza San Martín existe un árbol en tributo al Cincuentenario del Círculo de Periodistas. En el diagonal 79 el Dr Favaloro plantó un algarrobo por el centenario de Escuela N45. Incluso la Universidad Nacional de La Plata posee un enorme Roble en su jardín que utiliza como logo identitario. 

Aun con todo lo que falta por hacer, recuperar y mejorar; la ciudad de La Plata es una de las grandes zonas urbanizadas del país con más árboles por metro cuadrado. Un hito que comenzó en 1882 y que aun se mantiene gracias a la continua reafirmación de este ideal.

Existen muchas razones ambientales, higiénicas, estéticas y económicas para que una ciudad fomente la plantación masiva de árboles. En la ciudad de La Plata se suma el motivo cultural, histórico e identitario. Pero en oposición no existe ninguna razón para quitarlos o para no celebrarlos.


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Muchas veces se habla de las primeras personas que se mudaron a la ciudad de La Plata para trabajar en su construcción. Pero en el Cementerio de La Plata hay un destacado mausoleo de una persona que falleció diez antes de que se funde la ciudad. Su nombre es Manuel Hornos, quién fue unos de los generales más condecorados en las guerras por la unificación nacional.

Una página perdida de la historia.

Manuel Toribio Hornos Correa nació el 18 de julio de 1807 en la provincia de Entre Ríos. Pero si se mira la placa biográfica en el mausoleo, pareciera que su vida comenzó con la Rebelión de 1852, lo cual está muy lejos de ser cierto.

No existen datos exactos sobre su enrolamiento y sus primeros pasos dentro del Ejército porque en aquellos años se vivía la llamada “Anarquía del XX”. Por un lado crecía la feroz guerra civil entre unitarios y federales; mientras que en paralelo se desató la Guerra contra el Imperio del Brasil. Pero si es un hecho que el joven gaucho Manuel Hornos se alistó en las fuerzas del General y Gobernador entrerriano Lucio Norberto Mansilla, quién era héroe durante Invasiones Inglesas y la campaña del los Andes. Es difícil saber si el bautismo de fuego lo tuvo en el asedio a Montevideo, en la batallas contra Estanislao López (Santa Fé) o como parte de las tropas legalista frente a Rebelión Jordanista. Pero durante todo este tiempo Manuel Hornos siempre fue leal al gobernador Mansilla y habría tenido cercanía con el General Lavalle.

Según Leopoldo Lugones (h) en “La Historia de los Caballos”, ya en 1831 Manuel Hornos era un muy querido e importante oficial de caballería del Ejército Unitario. Su respeto emanaba por ser una persona carismática que lideraba las acciones de combate, por tener costumbres gauchescas y por sus eventuales reflexiones sobre la vida, la guerra, la paz y la muerte.
En el texto de Lugones se narra cómo estuvo a punto de ser fusilado por conspirar contra el General Echagüe, quien era leal al Restaurador Manuel de Rosas. Al ser reconocido por su carcelero (Epitacio Nuñez), pudo escapar a caballo y luego se embarcó rumbo a Uruguay.

Durante su exilio participó en la guerra civil de dicho país y conoció a otros caudillos (unitarios y federales) que se encontraban en situaciones similares. Eventualmente también participó en levantamientos menores durante la década del 40. Es muy probable que en estos años haya conocido a un joven Dardo Rocha, Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento y otros personajes centrales para la idea de “fundar una nueva capital”.

Al momento de gestarse la Batalla de Caseros, Manuel Hornos fue nombrado como Coronel de a 2° División de Caballería. La misma estaba compuesta por 600 hombres, siendo la columna más numerosa.

Una semilla platense.

Pese a haber nacido en la provincia de Entre Ríos, Manuel Hornos siempre estuvo más aliando a los intereses de la Provincia de Buenos Aires, el Partido Unitario y con la unificación de todo el territorio. En consecuencia participó en: la Rebelión Bonaerense (septiembre de 1852), el Combate de El Tala (1854), en la Batalla de Cepeda (1859) y en la Batalla de Pavón (1861) en el bando del General Bartolomé Mitre. También participó en la reorganización y traspaso de gobiernos locales militares hacía un esquema civil con Jueces de Paz (1). En forma paralela existía una figura porteña en asenso, nuevamente el Dr Dardo Rocha, quién tenía el rango de Teniente Primero y mensajero del General Antonio Susini.

Con el fin de la guerra civil y la unificación del actual territorio argentino, se procedió a la fusión de todos los ejércitos unitarios, federales y provinciales bajo un solo mando. De este modo Manuel Hornos fue nombrado como uno de los primeros Generales en la reunificada Confederación Argentina. Esta nueva realidad respondía al deseo del Presidente Mitre de evitar nuevos levantamientos armados mientras consolidaba la idea de un sistema federal (2).

Con 58 años, con una salud precaria y con más de 30 al servicio, el Brigadier General Manuel Hornos podría haber pasado sus últimos días como un alto mando militar retirado. Según la normativa del momento, le correspondía una pensión equivalente al 50% de su salario. Pero cuándo en 1865 comenzó la Guerra de la Triple Alianza, no dudó en tomar el mando en la vanguardia de la Guardia Nacional.

En abril de 1865 el Ejército de Paraguay invadió la Provincia de Corrientes, dando el inicio oficial de la guerra contra la Argentina. Casi en paralelo también comenzó una serie de levantamientos armados en contra de la Presidencia de Bartolomé Mitre. Frente a toda complejidad, el Brigadier General Manuel Hornos se puso al frente de la caballería en la Campaña de Corrientes. Junto al General Nicanor Cáceres, fueron los encargados de resistir la invasión, sofocar rebeliones internas y de recuperar el territorio perdido. En estos escenarios se cruzó con varios jóvenes oficiales que luego fundarían la ciudad de La Plata como base de una pacificación nacional definitiva.

Unidos en la Tragedia

La Guerra de la Triple Alianza tiene muchas páginas oscuras por las propias características de los combates, pero también por las intrigas políticas, las traiciones, la incompetencia y el posterior genocidio paraguayo. Una de esas historias ocurrió el 31 de enero 1866 durante la Batalla de Pehuajó.

El ejército paraguayo se había retirado de la provincia de Corrientes pero continuaba realizando ataques de hostigamientos. Fue entonces cuándo el Presidente Bartolomé Mitre llegó a la zona fronteriza y ordenó un contraataque definitivo. Con este fin se organizó una emboscada encabezada por el 5º Batallón de la 2ª División “Buenos Aires”, al mando del Teniente Coronel Carlos Keen, quién cayó en combate. En esta unidad también se encontraba Sargento Mayor Dardo Rocha (fundador de La Plata). Todo el operativo estaba bajo las órdenes del General Emilio Conessa.

Combate de Paso de la Patria - Acuarela de José I. Garmendia

La operación tenía graves fallos desde un inicio como antesala de la posterior masacre. El Batallón 5 estaba compuesto por milicianos con experiencia de caballería, pero se les ordenó cumplir el rol de Infantería sobre un terreno complejo. Posteriormente el silencio absoluto recomendado para estas operaciones fue incumplido, por lo cual las fuerzas adversarias se replegaron hasta sus posiciones defensivas originales. Peor aun, luego de perderse el factor sorpresa, el Coronel Conessa ordenó un avance generalizado y de frente hacía un adversario atrincherado. La derrota fue absoluta. El ejército argentino tuvo 900 bajas sobre un total de 1580 movilizados. Los defensores perdieron 170 combatientes de los 1150 emplazados.

Peor aun, mientras que el General Conessa dijo que las tropas paraguayas tenían la ventaja de “estar descalzos”, el Presidente Mitre habría frenado los refuerzos que otros altos mandos querían enviar, entre ellos la Caballería de Manuel Hornos. Según el Dr Carlos D’Amico (3) esto habría sido porque a Mitre le interesaba tener menos opositores bonaerenses. Aunque la mayoría de los historiadores modernos consideran que solo fue parte de la ineptitud y verticalidad del Mandatario como estratega.

Más allá de las conjeturas y las tragedias, como consecuencia de la Batalla de Pehuajó, el Dr Dardo Rocha (herido por cargar en vanguardia) recibió el beneplácito de Manuel Hornos. Posteriormente ambos estuvieron en la Batallas de: Estero Bellaco (2 de mayo), Tuyutí (24 de mayo) y Curupaytí (22 de septiembre). Estos fueron algunos de los combates más crudos de todo el conflicto, lo cual marcaría el impulso diplomático del Dr Dardo Rocha. También en estas acciones ocurrió la muerte de Dominguito Sarmiento, hijo del futuro Presidente Domingo Sarmiento.

Las tropas argentinas no habrían participado del Saqueo de Asunción (1869) ni tampoco tuvieron mucha participación en la Campaña de las Cordilleras (1869-70) dónde ocurrieron las mayores barbaries del conflicto. Para estos tiempos Manuel Hornos había sido ascendido a Brigadier General para repeler las nuevas revueltas en la Provincia de Entre Ríos. Por su parte Dardo Rocha comenzó la carrara legislativa para fundar una Nueva Ciudad Capital que sea sinónimo de Paz y Progreso.

Platense Post-Mortem.

Finalmente el 10 de agosto de 1870 el Brigadier General Manuel Hornos fue internado en el Hospital de Hombres y falleció el 15 de julio de 1871. Inmediatamente fue enterrado en el Cementerio de Recoleta, dónde Bartolomé Mitre dijo en su memoria: 

“Murió puro como nació, pobre como vivió. Su vida es un romance heroico, 
y su carrera militar una epopeya gloriosa”.

Su cuerpo descansó en la cuidad de Buenos Aires hasta que en octubre de 1907 se aprobó la Ley Provincial 3058 para que trasladado al Cementerio de La Plata. Al día de la fecha no existe un motivo exacto que haya motivado esta decisión. Pero existe el fuerte rumor de que en su última voluntad afirmó que quería descansar en la Futura Capital de la Provincia de Buenos Aires. Por consecuencia sus desciendes y amigos habrían promovido la iniciativa para que pases sus años como un Platense Post-Mortem.

La línea de descendencia del Manuel Hornos creció por dos vínculos amorosos que terminaron creciendo junto a la ciudad de La Plata. Primero se casó con Cecilia Romero López, con quien tuvo a su hija Ana del Pilar Hornos y Romero (1837-1867). Ella casó con Augusto María Rivero, pero no es seguro si hubo una descendencia directa (4). Posteriormente Manuel también se vinculó con María de Souza, dando a luz a Teresa Hornos y Souza. Según la Ley 3058, fue su hija Teresa quién estuvo a cargo del traslado del cuerpo de su padre. Además el gobierno provincial entregó 10 mil pesos para colaborar en la construcción del mausoleo. Los arquitectos Coutaret y Torres eran de los más destacados del momento.

Teresa Hornos y Sousa se casó con Fausto Martínez, dando inicio a las ramas de Eusebia y de María Teresa Hornos-Martínez. María Teresa (nieta) se casó con Santiago J. Carbone. Existe la posibilidad de que dicho conyugue sea el mismo “Santiago J. Carbone” que ejerció como Concejal en la ciudad de La Plata en 1890 durante la gestión de Marcos Levalle. También hay relatos sobre de un “Santiago Juan Carbone” que fue invitado por el mismísimo Dardo Rocha para que instale el primer corralón en la ciudad de La Plata. Y por si no fuera poco, también se constataría la presencia de “Joaquina Argentina Rivero y Hornos” (5), descendiente de Ana del Pilar, con domicilio en City Bell.

Si bien el Brigadier General Manuel Hornos estuvo muy lejos de ver la fundación de la ciudad de La Plata, a su modo siempre estuvo presente. Como militar profesional luchó por el ideal de una Provincia de Buenos Aires integrada y pacificada con el resto del país. Posteriormente tuvo un indudable conoció a los personajes que impulsaron la idea de “Una Nueva Capital” (Mitre, Sarmiento y Dardo Rocha). Y finalmente al menos una parte de su descendencia vivió y creció en la ciudad de La Plata desde los primeros años de su fundación.


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(1) “El Ejército de la unificación. La nacionalización de la organización militar, entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, 1862-1864” del Doctor en Historia Lucas Codesido (CONICET) - Revista Universitaria de Historia Militar Volumen 11, número 23, Año 2022, pp. 160-181 ISSN: 2254-6111

(2) La provincia de Buenos Aires y el Presidente Mitre habían sido referentes del ideal unitario en desmedro de los intereses de otras provincias. Al llegar a la presidencia intenta un esquema intermedio. Adopta el federalismo siempre y cuándo el Poder Nacional quede en la Ciudad de Buenos Aires, lo cual por consecuencia hizo que la Provincia de Buenos Aires pierda su capital original.

(3) “Buenos Aires, Sus Hombres, Sus Políticas” – Dr Carlos D’Amico

(4) Según el árbol genealógico virtual de geneanet, Augusto Rivero solo tuvo hijos con segunda esposa Vicente Herrera. Pero algunas otras fuentes sugieren que si existió una rama Rivero-Hornos que habría habitado en City Bell.

(5) Nota biográfica en memoria de Santiago Manuel Carbone – Diario El Día – 1° de Septiembre de 2014.


En la esquina de la avenida 7 y 54 hay un monumento muy especial que incluye una alcancía. Se trata un tributo a la Cruz Roja Internacional, la cual tiene una muy importante filial en la ciudad de La Plata.

Fue un 1° de julio de 1942 cuándo se reunió una comisión platense en el Palacio Municipal para firmar el acta fundacional de la “Cruz Roja Filial La Plata”. Aquella jornada fue encabezada por el Doctor Roberto Bogliano, también fundador de la “Escuela de Enfermería y Samaritanas” e impulsor de la Educación Sanitaria Preventiva dentro de las Escuelas Primarias. Para estos tres proyectos tuvo el respaldo ad-honorem del Dr Noel Sbarra y de enfermera/Dra Margarita Basomba.

Dos años más tarde tuvieron su primera gran intervención asistiendo a las víctimas del histórico Terremoto de San Juan (1944). Desde entonces, junto a la Sede Central y las 35 Regionales que componen la "Cruz Roja Argentina", la institución se afianzó a la vida cotidiana platense. Aunque como señala la profesora y magíster Canela Gavrila (1), en realidad la presencia de la Cruz Roja con nuestra ciudad comenzó en 1938 con la Escuela para Visitadoras de Higiene Social (UNLP) como parte de un movimiento mundial de la Liga Internacional de las Naciones y la Cruz Roja. Con el paso de los años el vínculo creció con la realización del Primer Congreso Argentino de Enfermería (La Plata - 1949) y la creación de una Brigada de Enfermeros Paracaidistas de La Plata.

Prevenir en Vivir

Durante la trágica inundación del 2 de abril de 2013 fue una de las primeras organizaciones que brindaron ayuda a los miles de afectados. Además posteriormente participaron en los trabajos de contención, rehabilitación y reconstrucción. Esto se logró gracias a los planes de prevención y contingencia que venían desarrollando desde varios años antes y su coordinación con otras filiales de la Cruz Roja.
Una segunda etapa comenzó en el año 2019-2022 durante la Pandemia del Covid-19, dónde nuevamente la Cruz Roja brindó todos sus recursos para contener la situación. En primera instancia con la coordinación de voluntarios en los centros sanitarios, la capacitación profesionales, difusión informativa, la donaciones de instrumentales y participación en las campañas de vacunación.

Las actividades de la Cruz Roja Filial La Plata son prácticamente continuas en nuestra ciudad. Regularmente brinda servicios de respaldo en los grandes eventos culturales como el Cumpleaños de La Plata, los megarecitales en el Estadio Único, carpas en los eventos deportivos y puntos sanitarios/asistencia en las grandes movilizaciones. También tiene protocolos de acción para colaborar en la lucha contra incendios forestales/pastizales, atención durante grandes siniestros urbanos y la capacidad de brindar jornadas educativas. Incluso regularmente también se desarrollan programas de testeos de HIV y de donación de sangre.
Por si no fuera poco, también coordina numerosos cursos sanitarios de Auxiliar de Enfermería, Socorrismo, Masoterapia, Guardavidas, Asistente Geriátrico y Primeros Auxilios, entre otros. 

Cruz Roja y Media Luna Roja

"El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja" es una sociedad internacionalista humanitaria sin fines de lucro fundada en 1863. Su origen se remonta a la experiencia del filántropo Henry Dunant, quien observó como 40 mil heridos de la Batalla de Solferino (1859) eran abandonados a su suerte. Desde entonces la institución cobró reconocimiento y amplió sus fronteras bajo los principios de “Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Independencia, Voluntariado, Unidad y Universalidad”. El rostro del Dr Dunant se encuentra inmortalizado con un monolito en 7 y 54. Más abajo se encuentra una placa en homenaje al Dr Roberto Bogliano.

Actualmente la Cruz Roja se encuentra presente en 189 países con el respaldo de 97 millones de voluntarios, colaboradores y empleados en todo el mundo. Su labor incluye la búsqueda, rescate y asistencia en conflictos bélicos y desastres naturales, prevención de enfermedades, promoción de la salud, abastecimiento de agua, atención prehospitalaria, campañas de donaciones, asistencia social y difusión de valores humanitarios; entre muchas otras actividades.

La Cruz Roja Argentina se fundó en 1880 por la iniciativa de los médicos Guillermo Rawson y Toribio Ayerza, luego de que el país ratificara el Convenio de Ginebra en 1879, aunque las actividades se iniciaron mucho antes. El Movimiento ya había desarrollado tareas relevantes en la Guerra con el Paraguay (1864-70), la epidemia de Fiebre Amarilla y la epidemia de Cólera.
La regional argentina también ha colaborado con los grandes sucesos trágicos latinoamericanos y mundiales como en la Primera y Segunda Guerra Mundial. En estos casos brindo apoyo a otras Sociedades Nacionales de la Cruz Roja con el auxilio a los heridos, envío de ropa, medicamentos y víveres, búsqueda de personas, entre otras tareas.


Dato de Contacto

Av. 44 N° 472 entre 4 y 5 - La Plata
Teléfono: 0221 483-5521
Correo: la-plata@cruzroja.org.ar
Facebook: @cruzrojalaplata
Instagram: @crarglaplata
Página Web: http://cruzroja.org.ar/

(1) Gavrila, C. (2018). Hermosear y vigilar. Las Visitadoras de Higiene Social de la Universidad Nacional de La Plata en el proceso de institucionalización del Trabajo Social en la Argentina (1922-1948). (Tesis). Maestría de Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata.

En la ciudad de La Plata hay incontables árboles, plantas y flores; pero no todas son orgánicas. Entre las luces, los colores y las sombras de la botánica urbana se esconde un amplio tesoro compuesto por iluminarías, estructuras, murales y ornamentos que emulan toda la belleza de la vida.

Volver a la Naturaleza

Conocida mundialmente como “Art Nouveau”, se trata de una corriente artística que surgió en Europa de la mano de la Belle Époque (1895-1914). Por aquél entonces los principales gobiernos disfrutaban de un acelerado crecimiento y de una momentánea paz. En las altas esferas crecía la industrialización y los preparativos para lo que sería la Gran Guerra, mientras que los estratos medios, ajenos a lo que sucedía, se concentraron en la producción de las artes y las ideas.

En Bélgica, Gran Bretaña y Francia fue donde surgió una corriente que notó el retroceso de la naturaleza en las grandes ciudades. Los árboles y las flores eran desplazados continuamente por las necesidades del aparato industrial. Mientras que el arte se había paralizado dentro del pensamiento academicismo-histórico para replicar los métodos “De los Maestros” y las narrativas belicistas épicas de los pasado imperiales. Fue entonces cuándo el Art Nouveau nació para responder a ambos dilemas. Por un lado se valorizó la presencia de la naturaleza en los espacios urbanos, y por otro también se promovió un discurso artístico alusivo a la belleza de la vida, la naturaleza y el futuro.

En términos prácticos el art nouveau posee dos características centrales. En primer lugar, mediante sus formas se busca trazar curvas asimétricas que llenan de dinámica visual de una escultura, un mural o estructura. Es decir que rompe con la imposición lineal para generar una sensación de movimiento. En una segunda instancia, en gran parte de las ocasiones, dichas curvas emulan y culminan en figuras alegórica a la naturaleza como flores, hojas, hongos, ramas y racimos.

El Arte Ideal para la ciudad Ideal

En Europa el Art Nouveau tuvo una gran aceptación durante sus primeros años, pero pronto fue puesto en crisis las ideas nacionalistas que dominaron al sector gubernamental. No por nada durante la Belle Époque (o Paz Armada) se acuñó el término “Europa baila sobre un barril de pólvora”.

En oposición, en Argentina la realidad sociopolítica era otra. Aquí no existía la rivalidad imperialista-colonialista, por ende la carrera armamentista y la tensiones fronterizas eran menores. En consecuencia el interés social y político se concentró en embellecer las ciudades y no tanto en la fabricación de armas. Incluso, en la ciudad de La Plata se revivían los aires fundacionales higienistas y  conservacionistas gracias a las intendencias de los Ingenieros Pedro Benoit y Luis Monteverde, entre otros.

Si bien el paso del tiempo ha retirado muchos elementos de aquellos años, en la Plaza San Martín aun se encuentran los mayores tesoros. Sin lugar a dudas la gran exponente es “La Glorieta” o “Pabellón de la Música”. Fabricada en Francia por la “Fonderie D'Art du Val D'Osne”, llegó a nuestra ciudad en 1912. A simple vista se puede apreciar un estilo Art Nouveau al 100% de su esplendor. Sus columnas curvadas, la bóveda, los relieves en techo, las flores y los instrumentos musicales que se fusionan con las ramas de metal son todos elementos puramente identitarios.



Muchas veces ocultas a plena vista, gran parte de los faroles antiguos de la ciudad de La Plata también son el rastro que dejó la primera ola Art Nouveau. Los detalles parecen ser mucho más sutiles, pero si se mira con atención se puede apreciar que estas luminarias imitan a los árboles. La geometría de la estructura es curvilínea mientras que las estrías (líneas verticales) nacen desde hojas ubicadas en las bases y luego se abren para abrazar el foco de luz o para ramificarse hacía un conjunto de lámparas colgantes. Incluso en algunos casos pueden apreciarse pequeñas flores o tréboles.

La mayoría de estas luminarias se retiraron con el paso de los años, pero aun pueden encontrarse fácilmente en la Plaza San Martín, el Paseo El Bosque y la Plaza Malvinas Argentinas. También se pueden apreciar en las ramblas céntricas de las avenidas 1, 7, 44 y en el Diagonal 80. Incluso en el Parque Saavedra se utilizan las antiguas rejas del Palacio Municipal que también corresponden a esta corriente artística. Incluso, hasta los años 40, el trazado urbano interno de la Plaza Moreno y la proyección para el Parque Saavedra, respondían a senderos sinuosos propios del Art Nouveau.

Fachadas Únicas

Las gestiones municipales no fueron las únicas que promovieron el estilo Art Nouveau en nuestra ciudad. Al caminar por las calles platenses aun pueden encontrarse casas, comercios y palacetes privados que adoptaron el estilo ornamental Art Nouveau para embellecer las arquitecturas.

Muchas veces ocultos entre las copas de los árboles, en varios balcones pueden apreciarse curvas asimétricas que parecen ostras o capullos de flores. También es normal ver que las barandillas metálicas poseen complejas curvas que se fusionan con hojas y flores de metal. Incluso a veces se puede encontrar verdaderas joyas del ingenio al incorporar pequeñas columnas corintias rodeadas de arbustos artificiales.

Existen muchos otros elementos muy frecuentes de aquellos primeros años del siglo XX. Las fitarias aparentan ser ramas triangulares de plantas que sujetan los balcones desde abajo. Los roleos en los techos aparecen como si fueran un borde vegetal que delimita el techo/niveles de la edificación. Los “Ojos de Buey” suelen rodear las puertas y ventanas como si fueran un marco oval o compuesto con pequeños brotes. Incluso también se pueden apreciar conchas marinas, coronas vegetales y pequeños escudos que remarcan la presencia de la naturaleza.

Muchas de estas características mencionadas se pueden apreciar fácilmente en los Palacios Achinelly, Gilbert, López Merino, Campódonico y De las Flores. También se pueden apreciar en la Estación de Trenes, el Colegio Nacional de la UNLP y en el edificio de la Asociación Sarmiento. Incluso es muy común ver estos detalles en casas, edificios, comercios e instituciones ubicados a lo largo de las calles 5, 6, 12, 50, 51, 53 y 54.

New Art Nouveau

Muchas veces se habla del “Art Nouveau” como una parte del pasado y un tesoro patrimonial en extinción. Pero al menos en la ciudad de La Plata se vive una segunda ola que revive los mismos valores de pensar y recuperar la belleza de la naturaleza dentro de las ciudades.

A nivel escultural, en la mismísima Plaza San Martín se encuentra el Monumento a las Madres y Abuelas Plaza de Mayo. Inaugurada en 2021, se trata de un enorme pañuelo blanco tridimensional realizado en metal. Pero si se mira en detalle, se puede apreciar que los bordes de estos pañuelos son ramas y hojas qu interactúan con el entorno.

Otras esculturas modernas que buscan fusionar una idea con la naturaleza y el entorno es Fuente de Agua al Inmigrante Italiano, realizada por Eduardo Rodríguez del Pino. Trabajada en aluminio, la figura fusiona Tres Cintas Moebius para formar el Capullo de una Flor.

En forma paralela, en los últimos años creció el muralismo como una nueva forma de decorar las fachadas. En vez de usar yeso u otros elementos de construcción, se emplea la pintura. Dentro de este gran universo temático, en muchos hogares privados e instituciones se optaron por retomar la idea de curvas asimétricas/dinámicas con dibujos alusivos a la naturaleza. Si bien esta nueva versión del Art Nouveau pierde el efecto tridimensional escultural, tiene la ventaja de poder reproducir colores, sombras, profundidades alternativas y diversifica las especies aludidas. De este modo, al caminar por la ciudad nos encontramos con rosas, campanitas, colibríes, felinos, mariposas, árboles, gusanos florales, mascotas domésticas y abejas. Incluso hasta se han dibujado paisajes enteros como si fueran la entrada a un mundo totalmente diferente.

“Todo sale del gran libro de la naturaleza;
las obras de los hombres son ya un libro impreso”
Arquitecto Antonio Gaudi.




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