En los jardines del Palacio Municipal de la Plata, sobre calle 12, una enorme figura masculina traslada una pesada carga de leña. Se trata de una magnífica obra de arte que nos recuerda la importancia de valorizar el sacrificio del trabajo.

De los Bosques al Arte Expresionista

Curvado por el peso de las ramas sobre sus hombros, el leñador camina a paso pesado entre el césped del Palacio. Su cuerpo semidesnudo no es el de un joven, sino que es el de un hombre maduro que se ha forjado con el sudor del extenuante trabajo. Su rostro expresa su cansancio y su seriedad, pero aún está lejos de rendirse.

En esta escultura, lograda con una maestría impecable, se pueden observar dos historias, una basada en la formas artísticas y otra en la narrativa temática. 

A diferencia del estilo clásico donde las figuras parecen modelar para una foto, aquí se observa una acción concreta. Por más que sea una imagen de bronce, se aprecia claramente el movimiento de sus piernas, la tensión en los brazos y el arqueo de su espalda. Incluso hasta se puede sentir el esfuerzo, el cansancio y las emociones de este obrero rural. Es decir que se buscó congelar el tiempo sin borrar la sensación del que el movimiento continuará si nos descuidamos.

Esta sensación de que es una persona caminando entre las sombras de los árboles se logra a partir de una geometría innovadora que modela los espacios vacíos, los ángulos de los triángulos y de las posturas naturalmente inestables. Entre las ramas, brazos y espalda se forman bolsas de aire que nos hablan de cómo se agita la pesada carga. Su torso, su rostro y el eje del piso nuevamente nos llevan a pensar en cómo se inclina por el esfuerzo. Mientras que sus pies no solo están dando unos pasos, sino que además se puede apreciar la inestabilidad en el empeine/talón porque el momento congelado es la plenitud de la acción.

Hasta hace unos años la imagen también cargaba con una varilla, tal como se ven en las fotos, pero la misma fue hurtada en algún momento entre el 2022 y 2025.

El Realismo en el Trabajo

El realismo expresionista de esta escena nos confunde para despertar una emoción, una empatía hacía este ser humano de bronce. Bajo otras corrientes ideológicas y artísticas se podría haber representado una deidad o santo vinculado a los leñadores o una referencia triunfal de un obrero que vence el desafío, pero este no caso.

Aquí vemos a un obrero forestal que es un ser humano anónimo, imperfecto y emotivo que representa a todos los de su clase. Es una representación de la realidad llevada al extremo para interpelar al observador, incluso que pueda identificarse con este ser anónimo. 

Además cuándo se habla de 1893, cuándo no existían las leyes laborales y las economías primarias poseían los peores regímenes, la ideología expresionista buscó visualizar esa angustia, la alienación y el sufrimiento de los trabajadores. Son obras que denuncian al sistema, por lo cual estas creaciones muchas veces son llamadas “obras de autor” porque visibilizan las creencias y las preocupaciones del mismo. El Leñador de la Municipalidad, más allá de su extrema calidad en la técnica, es una historia de vida y el planteo de una ideología que estaba atravesando a su creador.

¿Dos autores para una misma obra?

En muchas ocasiones la administración de los tesoros artísticos públicos no destaca por la eficiencia de sus métodos. En consecuencia algunas obras se pierden, otras cambian el nombre y en el caso de El Leñador aparecen dos posibles autores.

Según la “Guía de la Cuidad 96/97” de diario El Día (1), El Leñador es una obra del escultor italiano-veneciano Víctor de Pol, quién le ha brindado numerosas obras la ciudad de La Plata. Entre estas se pueden mencionar los Smilodontes en el Museo de Ciencias Naturales y las figuras que se encuentran por encima de los frontis del Palacio Legislativo. También De Pol es el autor de La Cuadriga en el Congreso de la Nación.

Según esta versión, reafirmada por el consagrado escultor y profesor Eduardo Migo (2) y en el sitio web laplatamagica del investigador Roberto Abodros, en sus orígenes la escultura habría sido instalada en 1910 en la rambla de 51 y 7, junto al Palacio Legislativo. Con las modificaciones realizadas a la avenida en los años 60, la escultura habría sido trasladada a los jardines del Palacio Municipal. Esta sería la versión más realista, incluso algunos vecinos recuerdan su presencia en la avenida 51.

Aunque se carece de documentación respaldada el digesto municipal, esta es la versión más reafirmada e instalada en el imaginario colectivo. Además la escultura no posee firma a simple vista.

En forma paralela comenzaron a aparecer otras notas, también sin documentación gubernamental, sobre que el autor sería el francés Emmanuel Hannaux, quien a diferencia de Víctor de Pol no vivió en Argentina. Si bien es la versión menos popular, según el catálogo artístico del Ministerio de Agricultura de la Nación (3), analizando y difundiendo su propio acervo artístico, aquí aparece la escultura “El Leñador” como una obra del escultor Hannaux y de la empresa fundidora Durenne (1893). Siendo esta la mejor fuente informativa sobre la imagen, lo curioso es que tampoco existe documentación sobre el traslado o la donación de la misma.

Ante la falta de un registro oficial ordenado del patrimonio escultural municipal las opciones son:

- El gobierno municipal y nacional compraron dos esculturas idénticas del artista Hannaux. Hay obras de artes que tuvieron una producción industrial como es el caso de “Las 4 Estaciones” de Mathurin.

- Víctor de Pol hizo un réplica de la escultura de Hannaux, del mismo modo que Troiani lo hizo con el Arquero Divino. Esto explicaría la ausencia de una firma visible.


Fuentes:
(1) – Libro “Guía El Día. La Guía de la ciudad 96/97” – Diario El Día
(2) – “Víctor de Pol y la ornamentación en la ciudad de La Plata” – Revista Museos - Agosto de 2016.
https://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/56776
(3) “Catálogo Artístico” – Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Año 2013.
http://www.minagri.gob.ar/sitio/areas/patrimonio/publicaciones/_archivos/Catalogo_artistico_2013.pdf

 

En la Plaza Moreno de la ciudad de La Plata existen cuatro esculturas que son conocidas porque supuestamente le hacen cuernitos a la catedral como parte de una venganza masónica. Pero por detrás del mito hay cuatro antiguas historias griegas.

A principios de la década de 1910 se inició una remodelación masiva de la Plaza Moreno para que adopte un estilo paisajístico francés. Este proceso incluyó la construcción de una gran fuente de agua, otras cuatro fuentes menores con imágenes de Raymond Rivoire y la adquisición de la colección escultural “La Cuatro Estaciones” del francés Mathurin Moreau.

Actualmente las conocemos en su configuración como Fuentes de Agua, pero al inicio solo eran esculturas en el epicentro de cuatro rotondas floreadas a las alturas de las avenidas 51 y 53. Además en aquellos años miraban hacía afuera del espacio verde. En la reforma de 1946 se trasladaron a su posición actual, pero sin fuentes ni senderos, mirando hacía el interior de la Plaza Moreno. Simplemente tenían un anillo flores que las separaban del césped. Esto duró hasta la reforma de 1961, cuándo se transformaron en rotondas con fuentes de agua.

A lo largo de todos estos años también fueron cambiando su color. El color original era el propio de la fundición: hierro con una terminación en bronce. Posteriormente se las pintó de un rojo oscuro, dorado y beige; hasta que en el 2021 volvieron a su tono bronceado original.

Los Falsos Cuernos

Es muy común escuchar que Las Cuatro Estaciones le hacen cuernitos a la Catedral como parte de la pelea entre masones y la iglesia católica. Hay muchas formas de desarmar este mito:

✅ Con la simple observación se aprecia que La Primavera y El Verano no hacen cuernos. En el caso de El Invierno y El Otoño el gesto es muy sutil, podrían ser o no ser unos cuernitos, además de que ambas apuntan hacía adentro de la plaza y no a la Catedra.

✅ Las esculturas llegaron a la ciudad en 1912, mientras que la nave central de la Catedral se terminó en 1932. Es decir que las esculturas son anteriores al templo católico.

✅ También vale preguntarse: ¿Porqué los masones platenses le harían cuernos a una Catedral construida por un masón (Pedro Benoit) dónde descansan los restos mortales de otro masón (Dardo Rocha)?

Mitología Greco-Romana

Aunque la leyenda de los “cuernitos” de las estatuas sea falsa, existen otras historias documentadas y poco conocidas en nuestra región. Pues “Las Cuatro Estaciones” no se llaman solamente “Verano, Primavera, Otoño e Invierno”. Todas ellas también son Diosas de la Mitología Greco-Romana.

Verano - Demeter

Ubicada en dirección de 12 y 53 tenemos a la Diosa Demeter con una de las historias más trágicas y crueles de la mitología griega. Ella nació directamente de los titanes como heredera de la Titan Rea (Madre Tierra) por ende era hermana del Dios Zeus, quién abusó de ella. De este horrible delito nació Perséfone, quien a su vez fue raptada por el Dios Hades para que sea su consorte.

La Diosa Demeter amaba profundamente a su hija Perséfone, por lo cual inició una cruzada para rescatarla. En el camino se encontró con el Dios Poseidón, quién también abusó de ella. Desahuciada ante tantas desgracias ella dejó de atender su rol como Diosa de la agricultura y la fertilidad; por ende los alimentos del planeta comenzaron a morir.

La situación en la Tierra se volvió muy extrema, por lo cual Zeus le ordenó a Hermes que rescate a Perséfone. Todo podría haber salido bien, pero antes de liberar a Perséfone, Hades la hizo comer unas semillas de granadas. De este modo se aseguró que su cautiva consorte deba volver al inframundo cada seis meses. Esta situación se reflejó en el estado de ánimo de Demeter. Cuándo estaba con su hija, ella estaba feliz y el planeta se llenaba de vida (primavera-verano). Cuándo Perséfone volvía con Hades, ella se deprimía haciendo que reine la muerte y el frío (otoño-invierno).

Además se crear las cuatro estaciones del año, también es la mejor representación del Verano bajo enfoque griego. En su escultura la vemos feliz mientras levanta un brote de trigo y junta otros alimentos. Toda una historia que también remonta a cómo la humanidad habría aprendido la agricultura.

Otoño – Pomona

Ubicada en el extremo de 14 y 53, se trata de una Diosa o Ninfa exclusiva de la mitología romana que se vincula a la afloración y cosecha de los árboles frutales. Su historia fue narrada por el poeta romano Ovidio en sus textos metamorfosis.

Bajo esta leyenda, Pomona se presenta como Diosa casi solitaria y de orígenes desconocidos que amaba los parques y los jardines, principalmente a los árboles frutales. De hecho se la menciona como toda una experta en la cosecha y en el manejo de los instrumentos de poda.

Como detalle particular, ella odiaba las selvas silvestres y sentía una completa aversión a los hombres, quienes siempre la buscan por su belleza. Este es un punto de fusión con las hamadrías de la mitología griega, quienes eran espíritus de los bosques asociadas a los árboles y normalmente acosadas por los sátiros. En su feliz soledad conoció al Dios Vertumno, quien realmente la amaba. Para poder acercarse a ella le mostró un Olmo rodeado por unas ramas de un Vid y le contó la historia de Anaxáreta. Ambos se enamoraron y vivieron felices.

Desde entonces Pomona es la relacionada con las grandes cosechas de otoño, principalmente Vid y Olivo. Es por eso que su imagen se puede identificar por vegetales y frutas relacionadas a la cosecha de otoño.

Invierno – Vesta

En dirección a 14 y 51 se encuentra una de las mujeres más importantes y respetadas de la mitología greco-romana. La Diosa Vesta fue la primera hija de los titanes Rea y Cronos, es decir que fue hermana de Zeus. Ella fue la primera en ser devorada y la última en ser rescatada, por lo cual su destino fue la protección de la Familia, el Hogar, la Prosperidad y del Fuego Sagrado.

A diferencia del resto de su familia, Vesta se entregó a la pureza y la paz en el sentido de la palabra. Si bien era una de las Diosas de la Fertilidad, ella profesaba la castidad, la cual llegó a ser respetada incluso por sus hermanos. Además su rol como protectora del hogar incluía el evitar las discordias y las injusticias. No por nada su imagen era curiosamente similar a la Virgen María cristiana y estaba muy presente en los hogares romanos. Incluso una sacerdotisa vestal, además de ser una mujer sumamente respetada, tenía el poder de cancelar las penas de capitales dictadas por el gobierno.

Vesta y las Vestales tenían como misión principal la protección del Fuego Sagrado el cual representaba el progreso, la unidad y la estabilidad de una ciudad/hogar. Cada vez que se fundaba una urbe, allí debía estar una vestal. Incluso en la ciudad de La Plata existe una sacerdotisa justo en el jardín del Palacio Municipal, también obra de Mathurin Moreau. Esta adquisición probablemente pudo haber estado vinculada a la simbología masónica, pues a fin de cuentas las Logias tomaron muchos elementos de la mitología griega, entre ellos El Fuego Sagrado.

Primavera - Flora

Ubicada en 12 y 51, tal como lo dice su nombre, Flora era Diosa Romana de las Flores, y a veces se la asociaba a la Diosa Griega Cloris. En sus orígenes era una Ninfa muy hermosa que despertó una competencia entre los Dioses del Viento Boreas (norte) y Céfiro (Oeste). Boreas la secuestró, tuvieron una hija y luego la abandonó. Céfiro también la secuestro, pero él le propuso matrimonio y le dio el poder sobre las flores y las frutas. En agradecimiento ella le regaló la miel y nuevas semillas a la humanidad.

En forma paralela también creció la Festividad popular La Floralia desde la cual surgen dos orígenes. En primera instancia se cree que habría comenzado como una iniciativa de una adinerada meretriz romana que deseaba dejar su herencia al pueblo mediante grandes fiestas y desfiles por su cumpleaños. En consecuencia el Senado Romano habría aprobado La Floralia en tributo a la Diosa Flora para opacar el otro festejo. En todo caso la Flora y la Floralia se consolidaron como símbolos de fiestas populares, y por eso su escultura es representada como una mujer una flor en la mano y un racimo en la otra.

Nuevamente, las Cuatro Estaciones no son simplemente esculturas que le harían cuernitos a la Catedral de La Plata por un supuesto complot. Más bien son el resultado de un conjunto de narraciones complejas que atraviesan desde la historia humana (positiva y negativa) hasta el hecho de que las ciudades modernas actuales cambian su fisonomía como parte de su propia vida social.









En la ciudad de La Plata hay incontables árboles, plantas y flores; pero no todas son orgánicas. Entre las luces, los colores y las sombras de la botánica urbana se esconde un amplio tesoro compuesto por iluminarías, estructuras, murales y ornamentos que emulan toda la belleza de la vida.

Volver a la Naturaleza

Conocida mundialmente como “Art Nouveau”, se trata de una corriente artística que surgió en Europa de la mano de la Belle Époque (1895-1914). Por aquél entonces los principales gobiernos disfrutaban de un acelerado crecimiento y de una momentánea paz. En las altas esferas crecía la industrialización y los preparativos para lo que sería la Gran Guerra, mientras que los estratos medios, ajenos a lo que sucedía, se concentraron en la producción de las artes y las ideas.

En Bélgica, Gran Bretaña y Francia fue donde surgió una corriente que notó el retroceso de la naturaleza en las grandes ciudades. Los árboles y las flores eran desplazados continuamente por las necesidades del aparato industrial. Mientras que el arte se había paralizado dentro del pensamiento academicismo-histórico para replicar los métodos “De los Maestros” y las narrativas belicistas épicas de los pasado imperiales. Fue entonces cuándo el Art Nouveau nació para responder a ambos dilemas. Por un lado se valorizó la presencia de la naturaleza en los espacios urbanos, y por otro también se promovió un discurso artístico alusivo a la belleza de la vida, la naturaleza y el futuro.

En términos prácticos el art nouveau posee dos características centrales. En primer lugar, mediante sus formas se busca trazar curvas asimétricas que llenan de dinámica visual de una escultura, un mural o estructura. Es decir que rompe con la imposición lineal para generar una sensación de movimiento. En una segunda instancia, en gran parte de las ocasiones, dichas curvas emulan y culminan en figuras alegórica a la naturaleza como flores, hojas, hongos, ramas y racimos.

El Arte Ideal para la ciudad Ideal

En Europa el Art Nouveau tuvo una gran aceptación durante sus primeros años, pero pronto fue puesto en crisis las ideas nacionalistas que dominaron al sector gubernamental. No por nada durante la Belle Époque (o Paz Armada) se acuñó el término “Europa baila sobre un barril de pólvora”.

En oposición, en Argentina la realidad sociopolítica era otra. Aquí no existía la rivalidad imperialista-colonialista, por ende la carrera armamentista y la tensiones fronterizas eran menores. En consecuencia el interés social y político se concentró en embellecer las ciudades y no tanto en la fabricación de armas. Incluso, en la ciudad de La Plata se revivían los aires fundacionales higienistas y  conservacionistas gracias a las intendencias de los Ingenieros Pedro Benoit y Luis Monteverde, entre otros.

Si bien el paso del tiempo ha retirado muchos elementos de aquellos años, en la Plaza San Martín aun se encuentran los mayores tesoros. Sin lugar a dudas la gran exponente es “La Glorieta” o “Pabellón de la Música”. Fabricada en Francia por la “Fonderie D'Art du Val D'Osne”, llegó a nuestra ciudad en 1912. A simple vista se puede apreciar un estilo Art Nouveau al 100% de su esplendor. Sus columnas curvadas, la bóveda, los relieves en techo, las flores y los instrumentos musicales que se fusionan con las ramas de metal son todos elementos puramente identitarios.



Muchas veces ocultas a plena vista, gran parte de los faroles antiguos de la ciudad de La Plata también son el rastro que dejó la primera ola Art Nouveau. Los detalles parecen ser mucho más sutiles, pero si se mira con atención se puede apreciar que estas luminarias imitan a los árboles. La geometría de la estructura es curvilínea mientras que las estrías (líneas verticales) nacen desde hojas ubicadas en las bases y luego se abren para abrazar el foco de luz o para ramificarse hacía un conjunto de lámparas colgantes. Incluso en algunos casos pueden apreciarse pequeñas flores o tréboles.

La mayoría de estas luminarias se retiraron con el paso de los años, pero aun pueden encontrarse fácilmente en la Plaza San Martín, el Paseo El Bosque y la Plaza Malvinas Argentinas. También se pueden apreciar en las ramblas céntricas de las avenidas 1, 7, 44 y en el Diagonal 80. Incluso en el Parque Saavedra se utilizan las antiguas rejas del Palacio Municipal que también corresponden a esta corriente artística. Incluso, hasta los años 40, el trazado urbano interno de la Plaza Moreno y la proyección para el Parque Saavedra, respondían a senderos sinuosos propios del Art Nouveau.

Fachadas Únicas

Las gestiones municipales no fueron las únicas que promovieron el estilo Art Nouveau en nuestra ciudad. Al caminar por las calles platenses aun pueden encontrarse casas, comercios y palacetes privados que adoptaron el estilo ornamental Art Nouveau para embellecer las arquitecturas.

Muchas veces ocultos entre las copas de los árboles, en varios balcones pueden apreciarse curvas asimétricas que parecen ostras o capullos de flores. También es normal ver que las barandillas metálicas poseen complejas curvas que se fusionan con hojas y flores de metal. Incluso a veces se puede encontrar verdaderas joyas del ingenio al incorporar pequeñas columnas corintias rodeadas de arbustos artificiales.

Existen muchos otros elementos muy frecuentes de aquellos primeros años del siglo XX. Las fitarias aparentan ser ramas triangulares de plantas que sujetan los balcones desde abajo. Los roleos en los techos aparecen como si fueran un borde vegetal que delimita el techo/niveles de la edificación. Los “Ojos de Buey” suelen rodear las puertas y ventanas como si fueran un marco oval o compuesto con pequeños brotes. Incluso también se pueden apreciar conchas marinas, coronas vegetales y pequeños escudos que remarcan la presencia de la naturaleza.

Muchas de estas características mencionadas se pueden apreciar fácilmente en los Palacios Achinelly, Gilbert, López Merino, Campódonico y De las Flores. También se pueden apreciar en la Estación de Trenes, el Colegio Nacional de la UNLP y en el edificio de la Asociación Sarmiento. Incluso es muy común ver estos detalles en casas, edificios, comercios e instituciones ubicados a lo largo de las calles 5, 6, 12, 50, 51, 53 y 54.

New Art Nouveau

Muchas veces se habla del “Art Nouveau” como una parte del pasado y un tesoro patrimonial en extinción. Pero al menos en la ciudad de La Plata se vive una segunda ola que revive los mismos valores de pensar y recuperar la belleza de la naturaleza dentro de las ciudades.

A nivel escultural, en la mismísima Plaza San Martín se encuentra el Monumento a las Madres y Abuelas Plaza de Mayo. Inaugurada en 2021, se trata de un enorme pañuelo blanco tridimensional realizado en metal. Pero si se mira en detalle, se puede apreciar que los bordes de estos pañuelos son ramas y hojas qu interactúan con el entorno.

Otras esculturas modernas que buscan fusionar una idea con la naturaleza y el entorno es Fuente de Agua al Inmigrante Italiano, realizada por Eduardo Rodríguez del Pino. Trabajada en aluminio, la figura fusiona Tres Cintas Moebius para formar el Capullo de una Flor.

En forma paralela, en los últimos años creció el muralismo como una nueva forma de decorar las fachadas. En vez de usar yeso u otros elementos de construcción, se emplea la pintura. Dentro de este gran universo temático, en muchos hogares privados e instituciones se optaron por retomar la idea de curvas asimétricas/dinámicas con dibujos alusivos a la naturaleza. Si bien esta nueva versión del Art Nouveau pierde el efecto tridimensional escultural, tiene la ventaja de poder reproducir colores, sombras, profundidades alternativas y diversifica las especies aludidas. De este modo, al caminar por la ciudad nos encontramos con rosas, campanitas, colibríes, felinos, mariposas, árboles, gusanos florales, mascotas domésticas y abejas. Incluso hasta se han dibujado paisajes enteros como si fueran la entrada a un mundo totalmente diferente.

“Todo sale del gran libro de la naturaleza;
las obras de los hombres son ya un libro impreso”
Arquitecto Antonio Gaudi.




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