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Una Arquitectura que respira Poesía

Visita La Plata | 8:30 |

En el microcentro platense hay muchos hermosos edificios patrimoniales, pero hay uno que destaca por su excéntrica y romántica estética; casi como una oda hacía la vida de su más famoso propietario: El poeta Francisco López Merino.

Ubicado en la calle 49 entre diagonal 74 y calle 12, el Palacio López Merino comenzó a construirse en 1905 bajo la dirección del arquitecto Francisco Villar. Este profesional había sido contratado por el matrimonio Francisco Toribio López y América Merino, quien el 6 de julio de 1904 había dado a luz a Francisco, uno de los poetas más destacados de su época.

El mismo “Pachito”, como le decían sus amigos, afirmó: “He nacido en La Plata, ciudad de silencio uniforme, de calles soleadas, de cielos claros, el 6 de julio de 1904. Bajo estos cielos he estudiado las cosas esenciales y escrito versos desde niño. Amo de veras la paz remansada que se difunde por su atmósfera, y el dilatado ocio que convierte los días de la semana en un domingo perpetuo”.

Este inmenso Palacio fue terminado de construir en 1911, y estaba muy lejos de pasar desapercibido. Con una superficie edificada de 1.400 m2 distribuidos en cuatro plantas con 33 habitaciones, el lugar fue pensado y usado como una vivienda unifamiliar. Aquí fue donde Francisco vivió, creció y escribió gran parte de sus escritos; junto a sus padres y sus cinco hermanas.

Pero más allá del contraste voluminoso y pomposo del Palacio con el entorno, su arquitectura era una revolución para el momento porque es la suma de tres corrientes ideológicas del arte que se enfrentaban a un incipiente minimalismo: Románticas, Pintoresquistas y el Art Nouveau. Curiosamente estos detalles también aparecen en las prosas escritas por Panchito Merino.

La Pasión del Contraste.

El aspecto Pintoresco se basa en el abandono de la simetría clásica a favor de los contrastes volumétricos y quiebres de cubiertas (Aliata-Liernur, 2004: 68); lo cual queda en evidencia por las dos inmensas torres oblicuas que funcionan como ingreso principal. A su vez ambas subestructuras son completamente diferentes entre si por sus ventanas, los ángulos de los arcos y hasta por las respectivas cúpulas. El tejado de la izquierda tiene una terminación recta similar al modelo victoriano, mientras que a la derecha la culminación es tiene una forma acampanada propio del estilo renacentista francés.
Por su parte, las letras de Francisco Merino no se caracterizan por romper la simetría estructural, pero si juega muy fuerte con el contraste de las de los sentidos y emociones de cada frase. Por un lado habla del amor, la felicidad, la belleza, las esperanzas y los vínculos afectivos; pero por debajo siempre hay una latente oscuridad que mantiene al autor alejado de aquellas virtudes que otros disfrutan:

“Mis primas, los domingos, vienen a cortar rosas
y a pedirme algún libro de versos en francés.
(…)
Mis primas, cuando llueve, no vienen. Dulcemente
aparto los capullos que el viento hará caer;”

El Amor por la Naturaleza.

Por su parte el Art Nouveau era otra corriente vanguardista que buscaba construir una unión entre la ciudad y la naturaleza mediante el uso de ornamentos florales, curvas y figuras estilistas. Fue una línea artística moderna que buscaba romper con la frialdad visual propia de la edad industrial. Mirando en detalle la estética del Palacio se pueden encontrar muchas formas alegóricas de flores y hojas fusionadas a las ventanas, balcones, las pilastras, los capiteles e incluso en las tejas del mirador.
Del mismo modo, entre la biografía personal y la bibliografía de López Merino se puede identificar una constante; su amor por la naturaleza. Un elemento que suele aparecer descrito al detalle cuándo narra los  entorno o cuándo utiliza la naturaleza para expresar un sentimiento mediante metáforas, sinestesias, oximorones y personificaciones.

"Anda la primavera por las calles
poniendo suaves pinceladas verdes
en los gajos desnudos de los árboles,
reverdeciendo el césped de las plazas...
Anda, la primavera por las calles..."

Una Esperanza en la Nostalgia.

Finalmente el aspecto Romántico nace como un rescate de los estilos artísticos del pasado (Neo-gótico, Neo-románico y Neo-bizantino) y la importancia de los grandes jardines en el torno de la vivienda. Esta línea de pensamiento nace como oposición al movimiento minimalista que defendía las geometrías y fachadas homogéneas y limpias. Es decir que se busca mezclar los antiguos estilos personalizados en dirección al eclecticismo. Del barroco se define la carga ornamental, del gótico se toma la prominencia de los ventanales laterales y el culto a la altura, el renacimiento moldea los techos, los capiteles recuperan el clásico grecolatino compuesto y las madera embellecen los interiores. En pocas palabras, esta arquitectura es un anhelo hacía las composiciones del pasado.

Y si se habla de la nostalgia por algo que quedó atrás, Francisco López Merino era una experto en el tema. Detrás de todas sus la palabras mencionando las bellezas del mundo y los momentos compartidos con sus afectos; siempre yace la carencia y lucha por algo que se perdió hace mucho o que jamás conoció.

"En los largos crepúsculos profundos
poblados de un recóndito silencio,
recuerdo el verso aquel que me emociona:
la hora en que se agravan los enfermos…"

Las Parábolas de la Vida

Tristemente, pero fiel a su estilo, el 22 de mayo de 1928, López Merino se juntó con sus amigos en la confitería del viejo Jockey Club de La Plata. Luego de brindar y mantener algunas charlas con total normalidad anunció que se dirigía al baño. Todo continuó como si nada, como un martes más de la semana; hasta que un disparo retumbó en el baño y se extendió por toda la ciudad como sordo y eterno  eco de silencio. Francisco López Merino, de solo 23 años, se había suicidado.

Su amigo personal Jorge Luis Borges narró a los pocos días:

Camina por la calle 49; piensa que nunca atravesará tal o cual zaguán lateral.
Sin que lo sospecharan, se ha despedido ya de muchos amigos.
Piensa lo que nunca sabrá, si el día siguiente será un día de lluvia.
Se cruza con un conocido y le hace una broma. 
Sabe que este episodio será, durante algún tiempo, una anécdota.

Por su parte, el gran jardín Palacio López Merino fue loteado y sepultado bajo toneladas de hormigón, acero y cemento; mientras que sus seres queridos lucharon para que el edificio no caiga bajo el mismo cruel destino. Desde entonces se lo comenzó a llamar “Palacio López Merino". 
Luego de pasar por varias manos privadas, en 1962 la Municipalidad de La Plata adquirió el edificio para el funcionamiento de varias oficinas gubernamentales. Con el retorno de la democracia, en 1986 pudo ser Declarado Patrimonio Arquitectónico de la ciudad. Y diez años más tarde la poesía revivió en su interior con la fundación del “Complejo Bibliotecario Municipal Palacio López Merino”. Con cuatro bibliotecas y una hemeroteca, aquí se conservan más de 65.000 libros, fotografías, videoclips y documentos. Incluso se transformó en un semillero cultural para la promoción de la literatura y la música local.

En el año 2011 el edificio también fue declarado como Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires. Mientras que en el 2021 el Consejo Deliberante de La Plata aprobó que el 6 de julio sea considerado el “Día del Escritor Platense” en homenaje del natalicio de Panchito López Merino.

    



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