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Las Prehistóricas Araucarias Sudamericanas

Visita La Plata | 15:22 |

En algunas plazas de La Plata pueden verse unos esbeltos y enormes paraguas verdes que sobresalen entre las otras copas de los otros árboles. Estas son las araucarias, un especial árbol sudamericano con una historia más antigua que los mismísimas Cordillera de los Andes. Actualmente se encuentra protegidas por poseer un alto riesgo de extinción.

Desde sus orígenes en la ciudad de La Plata se puso un gran énfasis por la forestación urbana, lo cual atrajo una gran variedad de especies de árboles. En particular las araucarias sudamericanas son fácilmente reconocibles por tener un tronco rugoso muy alto (30-50 metros) y por sus enormes ramas que se extienden en lo alto formando una especie de paraguas. Estos pueden ser observados en el Paseo El Bosque, en las plazas Azcuénaga, Rivadavia y Rosas; la Plazoleta El Líbano; en los Parques Saavedra, Vucetich y Castelli, y junto al escenario del Centro Cultural Malvinas Argentinas.

  

Fósiles Vivientes

El origen de las araucarias se remonta hasta la Era Mesozoica, ósea unos 250 millones de años cuándo el supercontinente Pangea comenzó a fragmentarse. Esta condición hizo que durante mucho tiempo prosperen a lo largo y ancho de todo el mundo. Sus ancestros fueron testigos de la formación de la Cordillera de los Andes, las Sierras del Mar en Brasil y del Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo (Santa Cruz). Incluso fueron parte central en la posterior dieta de los dinosaurios saurópodos.

Su reinado comenzó a decaer hacía el final del periodo cretácico-mesozoico, hace 66 millones de años. Fue entonces cuándo ocurrió la extinción masiva en todo el hemisferio norte, probablemente como consecuencia del meteorito que cayó en la Península de Yucatán y de las erupciones volcánicas. Este evento conocido como “K/Pg” o “El meteorito de Yucatán” habría causado la muerte de las ¾ partes de las especies de plantas y animales del planeta. De este modo, luego 250 millones de años, solo 19 especies de araucarias sobrevivieron hasta nuestros días, de los cuales solo dos son endémicas de Sudamérica: Araucaria Araucana (Pehuen) y Araucaria Angustifolia (Pino Misionero o Pino del Paraná). Las restantes se encuentran en la Isla de Caledonia, Australia y Nueva Zelanda.

  

Un Nuevo Mundo

Luego de sobrevivir al evento de extinción  mundial, las araucarias tuvieron el desafío de adaptarse a un clima totalmente nuevo mientras competían con especies de árboles evolutivamente más preparadas. Un claro ejemplo de su fragilidad es el caso de tipo Wollemi, el cual se creía extinto hasta que en 1994 se encontraron unos 100 ejemplares dentro de un cañón entre las Montañas Azules (Australia).

Las únicas dos especies sudamericanas tampoco tuvieron una supervivencia fácil. Con el apogeo de los árboles modernos, con mejores semillas y crecimiento acelerado, las araucarias fueron empujadas hacía las alturas de las montañas para poder acceder a la luz solar. En particular encontraron su nuevo hogar en los andes patagónicos, cerca del Volcán Lanin, y en las Sierras del Mar en Brasil. Pero incluso en estas zonas estuvieron muy cerca de desaparecer por causa de los incendios forestales, la tala indiscriminada y el avance de otras especies.

  

Si bien en la ciudad de La Plata crecen majestuosamente en plazas abiertas y con suelos nobles, las araucarias tienen características físicas muy específicas que narran la dura vida que debieron pasar. La corteza del tronco destaca por ser muy rugoso, cualidad que les permitió sobrevivir a las grandes temperaturas del pasado. Además, aunque no sean visibles, ellas poseen unas enormes y profundas raíces que le brindan una estabilidad única. Esta adaptación surgió por la necesidad de crecer entre la complejidad de los suelos montañosos, volcánicos, arenosos y arcillosos.

En Argentina, Chile y Brasil existen legislaciones muy específicas para la conservación de las araucarias silvestres. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga al tipo “Pehuen” en un nivel EN (amenazado en peligro) mientras que el “Pino Misionero” posee un nivel CR (amenazado en riesgo crítico).

Araucarias Atlánticas vs Andinas

A simple vista, las Araucaria Araucana (patagónica) y Araucaria Angustifolia (misionera) parecen ser prácticamente iguales en sus formas y características; pero al analizarlas surgen muchas diferencias. Las araucanas se desarrollaron en oeste patagónico, en la frontera de Argentina y Chile, junto a las inclemencias de los volcanes y las nevadas. Mientras que las angustifolia son originarias de la selva amazónica atlántica; dónde abunda un clima húmedo, una nubosidad muy densa y muchísima competencia forestal. De aquí que adoptaron muchas diferencias, aunque la más fácil es observar la forma de la copa. Si sus ramas se inclinan hacía el suelo y poseen una distribución ordenada, son patagónicas; mientras que si miran al cielo  con un desarrollo más irregular son misioneras/paranenses.

Una tercera especie de araucaria ha logrado florecer y ser muy popular en las plazas platenses. Se trata de de la bidwillii, originaria de Australia. A diferencia de sus pares sudamericanas, esta no pierde sus ramas a medida que crece, por lo cual se transforma en un enorme árbol con forma de campana o vela. Al igual que sus parientes, puede alcanzar uno 50 metros de altura. En su país de origen es considerado un “árbol sagrado”. Por suerte y a diferencia del resto de las especies, las bidwillii no se encuentran en peligro de extinción y se ha adaptaron en muchas ciudades del mundo.

En la Cultura

Además de ser una especie portadora de una historia ancestral, las araucarias fueron y son centrales en el desarrollo de la vida y la civilización. Esto se debe principalmente sus nutritivas semillas. Una sola piña, de las 80 que puede producir anualmente, tienen hasta 200 semillas. Estas son ricas en Omega 6 y 3, Vitamina E, Magnecio, Hierroy Zinc. De este modo se volvieron en un alimento primitivo central para el desarrollo/cuidado cardiovascular, inmunológico y neuronal en los humanos.

Las tribus nativo americanas como los mapuches y pehuenches, recolectaban estas semillas como elementos esenciales de su dieta. Con ellas se pueden preparar guisos, sopas, harinas e incluso vino. En consecuencia se transformó en un árbol particularmente valorado por las diferentes culturas. Con el paso de los años y la colonización también se comenzó a utilizar la madera para la construcción de mástiles para barcos.

  

Cada cono tiene un tiempo de maduración de unos 20-22 meses, siendo expulsadas entre mayo y junio. En la actualidad las semillas silvestres están protegidas en los Parques Nacionales, es decir que no pueden ser levantadas del suelo como recuerdos. Gracias a los esfuerzos realizados en las universidades nacionales también se logró desarrollar especies cruzadas que sobreviven mejor en las ciudades modernas.

El gran respeto y amor que despiertan las araucarias se puede ser reflejado en las heráldicas modernas y declaraciones legislativas. Por ejemplo se los puede apreciar en los Escudos de la Provincia de Neuquén (Argentina), de la Región de La Araucanía (Chile) y del Estado de Paraná (Brasil).


https://www.visitalaplata.com.ar/2019/12/ayudanos-crecer.html

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