La Leyenda de los Lapachos
Los humanos tenemos nuestros calendarios y matemáticas para calcular el cambio de las estaciones, mientras que la naturaleza tiene a sus propios recursos. Si recorremos la ciudad en las semanas que marcan el intercambio de temporada inverno-primavera hay un árbol que destaca por ser siempre es el primero en florecer. Con su esplendor define los últimos días del invierno.
Conocido científicamente cómo Handroanthus impetiginosu, el Lapacho es una especie exclusiva de Latinoamérica, habitante desde México hasta Argentina. Es una especie muy noble y versátil que tiene múltiples usos en la medicina natural y la construcción, aunque principalmente es usado para embellecer las calles de las ciudades. No por nada el Lapacho es el Árbol Nacional de la República del Paraguay y el Árbol Oficial de la Ciudad Ibagué (Colombia).
Normalmente las florece entre los meses de Julio y Septiembre, marcando el inicio del final del invierno. Tal como se puede apreciar en calle 12 o en Plaza Güemes, posee grandes flores tubulares que forman racimos. Con unos 4 centímetros de largo, su color característico es el rosado o morado, pero también puede presentar tonos blancos.
La Leyenda Tupi-Guaraní
Cuenta la historia que cuándo Dios estaba preparando el mundo, se reunió una tarde con todos los árboles y les pidió que eligieran la época en la que cada uno quisiera florecer, y así embellecer la tierra.
En un estallido de alegría comenzaron todos a gritar: “¡Otoño!, ¡Verano!, ¡Primavera!
Pero Dios observó que ninguno elegía la estación de invierno. Entonces preguntó:
- ¿Por qué nadie elige la época de invierno?
Cada uno tenía su razón: ¡Muy seco! ¡Muy frío! ¡Muchos incendios!
Entonces Dios les pide un favor.
- Necesito al menos un árbol que embelese el invierno, que sea valiente y capaz de enfrentar el frío, la sequía y las quemas; y en ese frío poder embellecer el mundo…
Todos quedaron en silencio.
Fue entonces que un árbol callado y tranquilo sacudió sus hojas desde el fondo y dijo:
-¡Yo voy!
Y Dios con una sonrisa preguntó:
¿Cuál es tu nombre?
¡Me llamo Lapacho, Señor!
Los otros árboles, quedan espantados del coraje del Lapacho y su locura de querer florecer en invierno.
Entonces Dios respondió:
Por atender mi pedido te haré florecer en el invierno no sólo con un color, sino con varios, para que también en invierno, el mundo sea colorido.
Como agradecimiento le dijo: tendrás diferentes colores y texturas, y tu linaje será enorme.
Así Dios hizo uno de los más hermosos árboles que da color al invierno. Hoy tenemos al Lapacho Blanco, Amarillo, Amarillo del Pantano, Amarillo de la hoja lisa, Amarillo Niebla, Rosado, Púrpura y Morado.
¡Qué podamos ser como el Lapacho, y sepamos florecer en los inviernos de la vida!