El Histórico Lago del Bosque
Entre las copas de los árboles de El Bosque un gran espejo de agua brilla y refleja el cielo. Un punto de encuentro, un rincón para disfrutar la tarde y un circuito para ejercitarse. Todos los platenses lo conocen, por no decir que todos guardamos alguna fotografía y anécdota de este emblemático lugar.
El proyecto de un lago recién comenzó a tomar forma a principios del siglo XX, siendo inaugurado el 11 de diciembre de 1904. Un proyecto fue impulsado por el ingeniero Nazario Robert, quien oficiaba cómo director de Paseos y Jardines de la ciudad.
El gran espejo de agua fue construido puramente a pico y pala por los internos del penal psiquiátrico con funcionaba en el actual Colegio Industrial (EET N°6 Albert Thomas). Por eso muchas veces es conocido como "El Lago de los Locos".
Posee un perímetro de 700 metros y una superficie total de casi 22.800 metros cuadros. En su interior se dejó una enorme isla de 8 mil metros cuadros dónde comenzó a realizarse espectáculos artísticos.
En 1911 se aprobó la construcción del Teatro El Lago, terminado en 1914. En la década del ’40 fue demolido para erigir el actual Anfiteatro Martín Fierro, actualmente en proceso de restauración por parte del gobierno Municipal.
El éxito del Lago fue rotundo e inmediato entre los primeros habitantes de la ciudad. Se construyó un minipuerto para botes, góndolas y un catamarán. Los platenses se acercaban a presenciar los recitales de las orquestas y recorrer las improvisadas ferias. Incluso a principios del siglo XX fue uno de los puntos de reunión para celebrar la llegada del Año Nuevo.
Con la tierra removida primero se formó “La Montañita”, dónde había una sencilla pero atractiva glorieta. En poco tiempo la enorme pila de tierra fue revestida en cemento para armar escaleras, laberintos y cascados. De este modo nació la emblemática Gruta, ideada también Nazario Robert.
La Gruta es la prueba de cómo con muy poco se puede hacer mucho. Técnicamente solo es una mole de tierra y cemento, pero que en su aplicación mejoró para siempre el paisaje y las costumbres. Es un lugar donde por décadas los niños de todas las generaciones juegan a esconderse, trepar y gritar con el eco. Además ya son incontables las fotos de parejas recién casadas, quinceañeras, grupos de amigos, turistas y realizaciones artísticas.
Este laberinto artificial posee tres marcados niveles para la cascada y los miradores. La más alta, a la intemperie, también funciona como una enorme cumbre que unifica los empinados senderos en una mini-plazoleta. Desde aquí puede verse por completo el Lago, los árboles del Bosque y varios edificios de la ciudad. Con un poco de paciencia y silencio, es un excelente lugar para observar algunas de las 83 especies de aves silvestres que viven en el Paseo; entre ellas: estorninos, horneros, palomas, calandrias, cotorras y cardenales.
El nivel intermedio ofrece un ventanal horizontal para apreciar el lago desde las alturas mientras brota el agua desde lo alto. Y finalmente en la base, a nivel del agua, se encuentra el sector más popular y de fácil acceso resaltado por su gran ventanal rectangular. Este es sector preferido para fotografiarse con el Lago y el agua de la cascada.
Con más de 100 años, “El Lago” es uno de los lugares más tradicionales. No hay día en que decenas de personas se sienten a contemplarlo: estudiantes, amigos, turistas o simples rutinarios transeúntes. Tiene un atractivo, una paz y una mística difícil de explicar. Por la mañana puede verse personas haciendo ejercicio o yoga. Por la tarde, bajo la sombra, es la compañía del almuerzo o una lectura durante la siesta. Y cada fin de semana uno de los lugares, la excusa para compartir un tiempo con amigos, familiares o en pareja.
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