El Primer Gran Educador de la Ciudad
El Dr Juan José Dardo Rocha pasó a la historia por ser el Fundador de la Ciudad de La Plata y como uno de los mejores gobernadores de la Provincia de Buenos Aires. A lo largo de vida fue periodista, militar, político y abogado en la más profunda extensión de las palabras. Pero en particular, su legado en Post de la Educación merece todo un estudio aparte.
Cuándo el 19 de noviembre de 1882 se fundó la ciudad de La Plata, el Dr Dardo Rocha vio plasmado el primer paso de su tesis doctoral “La Ley Federativa”. Luego de haber presenciado los horrores de la guerra civil y de los fusilamientos políticos, Rocha entendió que la provincia necesitaba una nueva y majestuosa capital para consolidar la paz y la libertad nacional. Puntapié para cimentar un país estable y moderno.
Pero aquél memorable 19 de noviembre tuvo prominentes ausencias, entre ellos la del Presidente Julio Roca y casi todo su gabinete. Luego de ser valiosos aliados políticos contra Bartolomé Mitre y Carlos Tejedor, ahora eran poco menos que adversarios. Las aspiraciones presidencialistas de Rocha no eran un secreto, y sus detractores roquistas-suariztas comenzaron a señalar que la construcción de La Plata era solo una plataforma electoral, un cascarón vacío y un desperdicio absoluto de fondos públicos. Incluso se difundió que deseaba derrocar al Presidente (Polémica Pizarro-Sarmiento. Diario Tribuna Nacional. Revista El Mosquito. Biografía “Juarez Celman” de Rivero Astengo).
Lejos de las operaciones políticas en su contra; el gobernador y su equipo elaboraron y construyeron una ciudad cargada de simbolismos que forjaron la base de una identidad e ideología. La Plata fue pensada para que sea la más moderna, próspera, elegante, pacífica y democrática del país. Esto se evidencia en el trazado racionalista-higienista, las redes de transporte, las facilidades comerciales, los palacios de gobierno, los espacios verdes, las esculturas, las arterias y en los novedosos servicios públicos. En líneas generales, la construcción de La Plata fue literalmente una mega obra maestra, y ante esta condición fácilmente nos perdemos algunos pequeños detalles que hacen la perfección: Una Capital que además era un programa de formación cívica en si misma.
Educación Formal:
La educación pública siempre fue uno de los grandes ejes políticos del país y las provincias. Con la sanción de la Constitución Nacional de 1853 y el legado del Presidente Faustino Sarmiento; en 1884 se promulga la Ley 1420 de Educación Común, Obligatoria y Gratuita. Previamente y en paralelo a estas líneas, tan solo cinco días después de la fundación de La Plata (1882), el gobernador Rocha y del Director General de Escuelas Nicolás Achaval designaron 34 medias manzanas para la construcción de escuelas primarias con una capacidad de 150 estudiantes. Si bien en 1883 las primeras en funcionar eran solo casillas de madera, la meta fue la construcción de “Escuelas Altgelt”, precursora y competidoras del estilo “Escuelas Palacios” promovidas por el Presidente Roca.
El Anuario de la República Argentina 1884, Tomo VI, se refleja la verdadera magnitud de la obra educativa rochista: “En 1882 se instalaron 75 escuelas comunes, alcanzando las 325 en el territorio bonaerense. Al año siguiente se sumaron 100 escuelas más. En el lapso de dos años se construyó el equivalente a los 30 años anteriores”.
Para Rocha y sus compañeros la educación formal era una valiosa herramienta que promovía el asenso social, la integración, el desarrollo y la pacificación. Por eso no solo pensaron el en grado inicial, también pusieron el foco en la enseñanza secundaria, técnica y superior. El problema es que estas se encontraban vinculadas la esfera federal, las internas electoralistas y a una visión aristocrática sobre el acceso a mayores niveles de conocimientos.
Ante la negativa roquista de financiar un Colegio Nacional (1884), basado en el informe P. Groussac, en 1885 se fundó el Colegio Provincial. Dos años más tarde sería nacionalizado, cuándo Dardo Rocha dejó el Poder, gracias a la efusiva ayuda de Domingo Sarmiento en los medios de comunicación.
En esta aspiración educativa no bastaba con la enseñanza primaria y secundaria, por eso también dieron los primeros pasos a una educación superior pública y vanguardista. En 1881 Dardo Rocha transformó la Escuela Superior de Agronomía en el “Instituto de Agronomía y Veterinaria de Santa Catalina” para la formación de ingenieros agropecuarios y veterinarios darwinistas. En estos años también se levantaron los cimientos para el Observatorio y el Museo de La Plata. Pero la máxima aspiración fue la creación de la Universidad Provincial (1889). Esta recién pudo funcionar en 1897 gracia a la presión y aporte de Dardo Rocha, José Hernández, Pedro Benoit, Marcelino Aravena, Dalmiro Alsina y Cesar Ameghino; entre otros. Tristemente este proyecto padeció la continua asfixia presupuestaria e intentos de cierre. Estos embates fueron resistidos por su Rector, el Dr Dardo Rocha, quien al recurrir a la Corte Suprema de Justicia denunció:
“Por manera que cuando la Constitución dice sostener la universidad la ley la extingue; cuando manda que la enseñanza sea accesible a todos, la reduce al favoritismo de unos pocos; cuando manda sancionarle un presupuesto lo suprime totalmente, y por último traslada la dirección de la enseñanza superior de la universidad a la que la confió la Constitución al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo; al primero que vota el número de becas y al segundo que las distribuirá y fijará el número y las profesiones a que deben dedicarse los que reciben las becas y pasajes (…)”
(Causa Letra B 6201-1903)
Educación Popular:
La ciudad de La Plata no estaba conformada solo por menores de edad que necesitaban escuelas; sino que también había muchos adultos sin educación ni actividad política. Incluso varios eran extranjeros que no hablaban el idioma ni conocían la historia nacional. Por eso aquí es cuándo los grandes palacios gubernamentales y las amplias plazas toman un rol educativo central.
Fácilmente un observador puede quedar atónito ante las residencias de gobierno; pero la profundidad de contenidos se plasmó en los detalles. La fachada del Palacio Legislativo recuerda a la Antigua Atenas, cuna de la democracia, pero la administración de sus espacios categoriza a los ciudadanos al brindarles el ingreso por puerta principal de avenida 7, mientras que los legisladores lo hacen por los laterales. Además los conjuntos escultóricos de estos accesos evocan los valores del federalismo, la república, la libertad, la economía, la educación y las bellas artes. Esta situación se repite en las fachadas, pasillos y salones de la Casa de Gobierno y del Palacio Municipal con sus vitrales, bustos, pinturas y ornamentos.
Una ciudad vanguardista como pretendía ser La Plata debía planificar hasta el más mínimo detalle urbanístico. Además de tener una buena y bonita distribución de los espacios, también debían ser elementos de enseñanza.
En mayo de 1882 el gobernador Dardo Rocha contrató al profesor Italiano Pietro Costa para la construcción de las estatuas del Monumento a la Primera Junta de Gobierno. Esta obra se instalaría en la actual plaza San Martín, epicentro del poder político, para recordar a los Líderes de Mayo y sus ideales. Además sería coronado por una imagen de bronce alegórica de la República Federal y con la leyenda de “Democracia”. También encargó una imagen del ex Presidente Bernardino Rivadavia y otras ocho esculturas de simbolismo abstracto (1889). Estas ya no buscaban enaltecer la historia del país, sino más bien plantear una reafirmación del futuro. La primera tanda fueron: La Industria, La Agricultura, Las Artes y El Comercio. Por desgracia la segunda serie jamás se concretó por cuestiones económicas, pero incluían: La Libertad, La Paz, La Caridad y La Ciencia.
Si, el Dr Dardo Rocha deseaba ser electo Presidente de la Nación; y la construcción de La Plata era parte de ese camino. Incluso fue pre-candidato en 1886 y en 1892, pero en ambas ocasiones declinó para no alimentar una posible guerra civil. Pero antes que todo eso, fue un hacedor de obras e ideas en pro del bien común. Dicho de otra manera, su vida es un verdadero ejemplo, una cátedra de vida política dónde bien colectivo se imponen al deseo personal.
El Dr Juan José Dardo Rocha murió un 6 de septiembre de 1921 siendo un sobresaliente educador en todo su esplendor. No dictó muchas clases en las aulas, pero si estuvo detrás de su construcción. No fue quien dibujó los planos de la ciudad ni las obras de arte, pero fue quien ideo una urbe moderna que difunda esos mensajes. Y no, tampoco suele ser recordado entre los principales políticos del país; pero a 100 años de su muerte aun nos enseña lo que es una persona de vocación política.
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